La noticia había impactado a todos. Ya no estaban en la
sala, se habían ido marchando a lo largo del tiempo transcurrido. Eran casi las
cinco de la mañana.
Candy salió la última y fue hacia su casa. Tenía que
procesar todo aquello y convencerse a sí misma de que nada malo ocurriría,
aunque eso no fuera del todo cierto. Los médicos no paraban de decir lo mismo:
"Deben ser optimistas y tener esperanzas " No era tonta y sabía muy
bien que significaba aquello. Su hermana tardaría en recuperarse. Le entraban ganas de reírse en su cara cada vez que le decía
que fuera optimista y partírsela cada vez que le decía que tuviera esperanzas.
Como si todo se arreglara sólo con esos dos valores.
Entró en la habitación de Kesha, respiró el aroma que
desprendía el cuarto, como si su hermana estuviera allí mismo en aquel mismo
instante. Se sentó en la cama de Kesha con lentitud y abrazó uno de sus
peluches favoritos. Lo besó y lo volvió a dejar en su sitio.
Recorrió con la mirada el lugar y decidió mirar debajo de
la cama. Allí seguía la pequeña caja. Sabía que a Kesha le gustaba guardar
fotografías importantes. La cogió y la abrió mientras la música del Lago de los
Cisnes comenzaba a sonar. La primera foto que vio la pelirroja estaba con
Richard. Era hacía tan solo unos meses, parecían felices. Lo eran de hecho. Sin
poderlo evitar ya comenzaba a llorar. Cogió la siguiente, en esa estaba con
Amy, Brendon, Ben, George y Marchel. Fue el día de la actuación de Navidad,
estaban en el escenario. Y la siguiente que vio estaba ella misma, sola.
Sonreía y llevaba una chaqueta de cuero negra. Recordaba con perfección el día
que se la hizo. Dio la vuelta a la foto y leyó la letra de su hermana:
"Aunque veces no te soporte, en
realidad, sabes que te quiero mucho hermanita. No olvides que estaré a tu lado
siempre y que no dejaré que nada te pase. Posdata: Eres maravillosa en todos
los aspectos, excepto que a veces eres un poco pesada, pero no te preocupes,
todo el mundo tiene defectos" Y una carita con una lengua dibujada.
La rubia se tapó la cara con las manos
mientras sollozaba. Se tumbó en la cama bocabajo y comenzó a llorar y gritar de
rabia, mientras las colchas amortiguaban su voz. Se sintió débil, frágil y
decaída. La necesitaba para que le dijera que todo estaba bien, que las cosas
sólo podrían mejorar y que nada malo pasaría, pero Kesha no estaba a su lado y
se sentía, aparte de todo lo demás, sola, muy sola. Por primera vez sintió la
soledad como algo que nunca pensó que llegaría. Intentó respirar, y, para
olvidar un rato sus penas, decidió quedarse dormida.
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-Daremos el alta muy pronto a su novia,
señor Tomlinson.
Pero el joven, sentado en la sala de
espera, no escuchó al doctor.
-¿Señor Tomlinson?-Esta vez el hombre
habló un poco más alto. Y el chico volvió a la realidad.
-¿Disculpe?
-Su novia y su hija Maine. Pronto podrán
salir.
El chico procesó la información y sonrió
un poco.
-Es genial.-Dijo al fin, tras unos
segundos.
-¿Se encuentra bien?
-Sí sí. No se preocupe. Muchas gracias.
-Estupendo. Cuando quiera, puede
entrar.-Se alejó de allí y el chico siguió quieto. Se sentía extraño tras saber que Heather
había enviado las cartas amenazantes. No entendía cómo podía haberlo hecho. No
podía creer que fuera ella.
Recordó el viaje en París, cuando la besó.
Por aquel entonces la quería muchísimo, aunque después de aquel beso nada
resultó ser lo mismo.
Entró en la habitación y se acercó a su
novia para darle un beso en la frente.
-Hola cariño.
-¿Estás bien Louis?-Preguntó ella,
preocupada por el aspecto del chico.
-Sí, lo estoy.-Mintió.
-Vamos.-Cogió la mano al chico.-Te
conozco.
Lo sabía. Sabía que lo conocía y a veces
incluso le sorprendía que supiera tan bien cómo se sentía. Él muchas veces no
conocía cómo ella se encontraba.
-Han encontrado al de las notas
amenazantes de Kesha.
-Y es alguien de tus amigos.
-Es Heather. La ex-novia de Harry.
-Él estará destrozado. Madre mía... lo
siento mucho Louis. Siento que estés pasando un mal momento.
-No sólo es malo Dais.-Sonrió el joven
para animar a la chica, que parecía muy preocupada.-Maine y tú me alegráis a
cada momento.
La joven sonrió y él le dio un beso en los
labios.
-Te quiero.-Susurró ella.
-Yo también te quiero.-Y después de mucho
tiempo, se dio cuenta de que esta vez lo decía de verdad.
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Tocaron la puerta de la habitación y la
joven se secó las mejillas rápidamente.
-Pasa.-Contestó con la voz más firme que
pudo.
-Hola.
Amy suspiró.
-Pensé que eras Brendon.
Marchel se sentó a su lado.
-¿Cómo estás?-Era una pregunta estúpida en
aquellas circunstancias, pero quería hacerla comprender que estaba a su lado
pasara lo que pasara.
-¿Cómo estoy? Sola porque mi mejor amiga
no está, falta de cariño porque
últimamente tanto mi hermano como yo estamos
absortos pensando en Kesha, enfadada conmigo misma por no haber salido con ella
a esas horas de la noche, irascible a cada segundo, triste... y podría seguir
pero creo que sería una pérdida de tiempo, porque todas ellas son demasiado
evidentes, ¿no crees?-No quería ser borde, pero le salía sólo.
-Estoy aquí Amy, para lo que necesites,
puedes contar con mi apoyo, desahogarte o lo que sea. Todos queremos que Kesha
se recupere, pero no podemos hacer nada más. Está al cuidado de los médicos y
ellos harán todo lo posible para salvarla.
-Ya. Tienes razón.-Sonrió un poco a su
amigo antes de darle un abrazo.
-------------------
Volvió a llamar al timbre de la puerta,
pero Harry seguían sin abrirla. En cuanto salió del hospital, había ido a la casa
en la que vivía con su prima Aida para alejarse de los demás chicos pues no
quería ver sus caras de "ya te lo dije" que no estaba dispuesto a
aguantar. Claudia llevaba casi media hora llamando a la puerta de la casa del
chico y enviándole mensajes, pero él seguía sin contestarle. Si no fuera porque
oía voces en la casa, ya se habría marchado hace tiempo.
-Deberías dejarla pasar Harry.-Propuso la
rubia mientras miraba por la mirilla a la chica morena que no se daba por
vencida.-Parece preocupada.
-No quiero hablar con nadie y con Claudia
menos.
-¿Por qué? Es muy buena chica.-Se acercó
al sofá, donde su primo estaba sentado y se puso a su lado.-Y has estado
llorando muchísimo, es normal que quiera saber cómo estás.-La marca de sus ojos
rojos y sus mejillas hinchadas lo revelaban. No se podía creer la noticia aún.
-No quiero verla, Aida. Sólo quiero que
esta pesadilla termine y...-No le dio tiempo de terminar la frase cuando
Claudia volvió a llamar.
Harry se levantó con rabia y la abrió.
-¿Qué quieres?-Preguntó en voz alta.
-¿Qué qué quiero, Harry?-Contestó ella
exasperada. Cruzó los brazos y frunció el ceño.-¿De verdad me lo preguntas?
Contéstame, dime cómo estás o cualquier cosa. Me tenías muy preocupada,
¿entiendes? Llevo tres horas intentando averiguar algo de ti y tú sólo me
ignoras.
-Me da igual. Deja de llamarme, deja de
insistir y vete. Quiero estar sólo, ¿comprendes?
El rostro de ella pasó de estar enfadado a
estar preocupado, y luego triste.
-Sólo me preocupaba por cómo estabas al
saber la noticia, eso es todo.
-¡Y te lo agradezco!-Gritó el chico.-¡Pero
es que eres muy pesada, joder!
El silencio tras aquello estaba repleto de
tensión. Aida se había quedado petrificada en el sofá y Claudia simplemente
agachó la cabeza y disimuló rascándose la frente aguantando las ganas de
llorar. Otra vez que la trataba mal. No entendía el por qué siempre acababa mal
con Harry, pero al fin y al cabo no podía seguir así, con un chico que sólo le
hacía cada vez más daño. Tras unos segundos la levantó y se encogió de hombros.
-No volveré a aparecer. Espero que Kesha
despierte y que todo salga muy bien. Adiós Harry.
La chica salió de allí a toda prisa y él
se sintió de nuevo tremendamente mal por lo que había dicho. ¿Siempre iba a
estropearlo con ella? Miró a su prima y vio el reproche en su mirada, por lo
que salió tras la chica y la cogió antes de que se subiera al coche.
-Espera Clau.-Le cogió la mano muy fuerte,
lo suficiente para que ella no escapara.-Lo siento.
-No, no lo sientes.-Con la mano que le
quedaba libre, la chica se secó las mejillas.
-Sí lo siento. Sólo quieres ayudarme
siempre y yo sólo lo destrozo.
-Estoy harta Harry. Sólo quiero que me
trates bien. No sé por qué siempre acabo mal contigo y siempre acabo sufriendo.
No quiero seguir así. Es mejor que separemos un tiempo nuestra amistad.
-Eso es como decir que ya no vamos a ser
amigos. Y no quiero perderte, ya lo sabes.
-Yo creo que sí, lo demuestras a cada
segundo.
Soltó su mano y resopló. Aquella chica era
tan cabezota como él.
-¿Sabes por qué no quería que entraras?
¿Lo sabes?
Ella no contestó. Se cruzó de brazos y lo
miró abatida. Ya estaba cansada de seguir intentándolo, aunque lo quisiera con
locura.
-Porque me gustas.
-Esto ya es el colmo.-Se quejó la
joven.-Sabes que me gustas y te aprovechas de ello. No sé cómo me extraña que
consigas lo que quieras con cualquier chica, tienes recursos para todo,
¿eh?-Ironizó la chica.
-¿Y tú?-Gritó el joven indignado, afectado
e impresionado por sus palabras, por una vez que hablaba de sus sentimientos no
lo tomaban en serio.-Hablas de algo que sabes que me duele. De una época que no
quiero revivir. Es verdad que he sido un mujeriego pero ya no.
-Ya.-Soltó ella con sarcasmo.
-¿Cómo que ya?
-¡Pues porque lo sigues siendo!-Tenía las
mejillas coloradas. No quería haberlo dicho, ni siquiera lo creía, el tiempo
que había pasado con él se había dado cuenta de ello, pero estaba enfadada,
furiosa y triste.
-Muy bien.-Suspiró él.-Pues tú sigues
siendo una pesada, eso no cambia. A ver si dejas de perseguirme.
Ella suspiró y arrugó la nariz.
-Tranquilo, no quiero verte más.-Abrió la
puerta del coche y entró en él.
-¡Yo tampoco!-Gritó el chico cuando ella
cerró la puerta.
Ella se giró para verlo y se miraron unos
segundos. Enfadados, demasiado para comprender que aquella muestra de rabia,
ira y orgullo los estaba separando de verdad. Ella perdiendo el amor de su
vida, él perdiendo a la única chica que quería de verdad después de mucho
tiempo sin creer en el amor.
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"Lo siento Abie. Llámame, quiero
hablar contigo"
Era él séptimo mensaje que le mandaba por
whatsapp a la chica. Su última conexión había sido hacía diez minutos y ella no
le contestaba.
Despeinó su pelo y se dejó caer en la
cama.
Se sentía abatido por la noticia, pero
también enfadado consigo mismo por haber dudado de su novia, o ex-novia, ya no
sabía muy bien lo que era.
Volvió a coger el móvil y esta vez llamó,
por tercera vez desde que había salido del hospital. Al tercer pitido alguien
descolgó.
-¡Abie! Por favor no me cuelgues
necesito...
-No soy Abie.
Esa voz... Liam se dio rápidamente cuenta.
No era una chica y menos Abie de voz melodiosa, sino alguien con una voz mucho
más profunda.
-Zayn, déjame hablar con ella.-Pidió,
aunque su tono pasó a ser frío como el hielo.
El chico miró a la joven que negaba con
los brazos cruzados. El moreno se frotó las manos por la frente, intentando
averiguar las palabras adecuadas. Para él aquella situación era muy incómoda,
pero no quería enfadarse con Abie.
-Ella no puede hablar ahora mismo.
-¿No puede o no quiere?
Zayn se mordió el labio y volvió a mirar a
la chica, quien volvió a negar con la cabeza en un gesto desconforme. No iba a
ceder a hablar con él.
-Lo siento.-Murmuró.
Liam frunció el ceño.
-No lo sientes.-Contestó y rápidamente
colgó.
Zayn se quedó con el móvil en la oreja
unos segundos más hasta hacerse a la idea de q
ue verdaderamente le había
colgado su amigo. Suspiró y dio a la tecla roja con lentitud antes de darle el
móvil a la chica.
-Deberías hablar con él, parece muy
preocupado.
-Quiere hablar conmigo cuando sabe que soy
inocente.-Replicó Abie.
-Lo del otro día fue un error. Él te
quiere mucho.
-Pues yo ya no sé si lo quiero igual. No
lo sé.
------------------
-¡Será capullo!-Gritó Raquel.-Estoy muy
enfadada, por su culpa mi pobre Niall está peor. ¿Cómo puede decirle eso? ¡Es
que le arrancaba la cabeza! ¡No, mejor! ¡Lo mataba y luego le arrancaba la
cabeza!
Lidia soltó una risita.
-Anda, no te pongas así. No ha sido nada.
Y no grites tanto, la gente se va a alarmar.-Ambas miraron alrededor y nadie
las miraba. Por suerte, Londres era demasiado interesante en comparación con
una alocada joven.
Raquella suspiró y se cruzó de brazos.
-Es su amigo y va y le dice que es tonto,
que deje de llorar que parece una chica pequeña de dos años. ¿De verdad lo ves
normal?
-Son frases de chicos. No hay que tomarlas
en serio.
-Lo sé, yo lo he escuchado cuando un chico
llora por haberse dado con la puerta en la cara, pero no cuando una amiga está
en coma Lidia. Es poco respetuoso y sólo hace que Niall se sienta avergonzado
cuando no debería.
-No le des más importancia, anda.
Raquella respiró un par de veces y se
relajó un poco.
-Sí, será mejor.
-¿Y eso de "tu Niall"?-Soltó una
sonrisa maliciosa.-No lo niegues, lo he oído.
-Mi Niall, de mi mejor amigo Niall. Para
acortar.-Suspiró la chica con inocencia.
-Ya, claro.-Ironizó ella y miró hacia otro
lado.
Raquella frunció el ceño y suspiró.
-¡De verdad!-Insistió.-Es mi mejor amigo y
ya está. Le quiero mucho, pero no de la forma en la que piensas.
-¿Y él?
La joven abrió mucho los ojos, pero
suponía tener clara la respuesta.
-Igual.
-Está bien.-Respondió Lidia sin
convencerse demasiado.-Te creo.
-------------------
Perrie y Jade llegaron juntas al lugar de
encuentro. Estaban alegres por volver a juntarse después de tanto tiempo. Aquel
grupo de amigas no debió de separarse nunca, pero por distintas razones no
pudieron evitar romper aquel pacto de amistad.
-Estoy un poco nerviosa.-Reconoció Perrie
mientras ambas amigas se sentaban en una mesa de cuatro.-La última vez que
hablé cara a cara con Claris fue hace demasiado tiempo.
-Demasiado...
Un camarero alto y joven se acercó a ellas
para preguntarles lo que querían tomar y
regresó unos minutos después con un
café y un cola-cao para Jade y Perrie respectivamente. Tras darle las gracias,
probaron sus bebidas y comenzaron a hablar sobre asuntos triviales para
ahuyentar los niervos que las afloraba.
Entretanto, una joven morena de ojos
azules abrió la puerta del establecimiento. Parecía nerviosa y jugueteaba con
sus dedos mientras miraba las mesas del lugar. Reconoció rápidamente a sus
amigas y se acercó hacia ellas rápidamente.
-Hola.-Saludó con una sonrisa.
-¡Claris!-Jade, que era la que estaba más
cerca de ella, se levantó rápidamente y le dio un abrazo. Perrie fue la
siguiente y le obsequió dos besos en las mejillas como recibimiento.
-¿Cómo estás?-Preguntó la más mayor del
grupo mientras volvían a sentarse.
-Muy bien. Ahora estoy viviendo con mi
hermana y todo es mucho más sencillo.
-Ahora estarás un poco más tranquila,
supongo.-Murmuró Perrie con un deje de lástima en la voz.
-Ya no hablo con mis padres, mi madre
tampoco me apoyó demasiado. Pero por suerte tengo la ayuda incondicional de
Helen.-Suspiró con tristeza pero pronto cambió de conversación.-¿Y vosotras?-Se
giró hacia Perrie y le cogió la manos.-¿Cómo estás?
-Todo a su tiempo, poco a poco.
-Que sepas que puedes contar conmigo con
lo que sea, ya no sólo por teléfono como la última vez. Me quedó por aquí en
Londres durante todo el verano prácticamente.
-Gracias.- Perrie se acercó a ella y se
dieron un abrazo.-Me alegro de que estés de vuelta Claris, se te ha echado
mucho de menos.
En la puerta de la cafetería, una rubia,
muy nerviosa, se llevaba las manos al pelo. No sabía cómo iba a reaccionar al
verlas, porque ella sí que se había distanciado por completo del grupo. No supo
más de Claris por mucho que la morena insistiera en llamarla, ni tampoco estuvo
demasiado tiempo en contacto con Jade ni Perrie, sí que habían quedado un par
de veces en los últimos meses, pero la relación no era la misma y las cosas se
habían enfriado bastante.
Tomó el pomo de la puerta y entró. Allí
las encontró sonriendo y charlando.
-Tranquila...-Susurró a sí misma.
Se acercó con tranquilidad a la mesa.
-¿Puedo?-Preguntó refiriéndose a la única
silla libre que quedaba.
-Claro.-Contestó Jade con cierto tono de cortesía,
como si fuera una desconocida.
-Hola Clara.-Contestó la rubia girándose
hacia su antigua mejor amiga.
-Hola Aida.-Respondió ella y sonrió con
nerviosismo.-Estábamos hablando sobre los últimos meses y sobre...-Miró a
Perrie, sin saber muy bien si ella conocía la noticia.
-Asuntos amorosos.-Le ayudó ésta con una
sonrisa amarga.-Pero en fin, nos alegramos de que hayas llegado. ¿Qué tal
estás? ¿Cómo te va con William?
Claris se sorprendió por aquello, pues no
sabía que tenía pareja.
-Oh, bastante bien, gracias.-Respondió la
rubia con una sonrisa.
Se quedaron unos segundo las cuatro
calladas con una tensión entre rubia y morena que las otras dos no sabían cómo
cortar.
-Me ha entrado hambre.-Habló de repente
Jade.-¿Queréis comer algo?
-No, gracias.-Se anticipó Aida.-No tengo
apetito.
-Aida yo...
-Lo sé.-Sonrió la rubia cortándola.-No
estoy enfadada contigo. Fue tu padre y después de un tiempo y pensándolo en frío
me he dado cuenta de ello. Me daba miedo volver a veros, creía que me iba a
sentar una extraña en cuanto estuviera aquí. Es verdad que no es lo mismo que
antes pero vosotras habéis sido lo más parecido a unas amigas verdaderas de lo
que nunca he tenido antes, y eso lo he notado al veros. No somos las mismas,
pero a la vez hemos compartido tanto que un grupo tan bueno no puedo dejar de lado
su amistad de esa forma.
-Sí.-Las palabras le llenaron de emoción y
se le empañaron sus ojos azules. Ambas se miraron y se abrazaron y Jade y Perrie
no pudieron evitar sentirse aliviadas y alegres por lo ocurrido. Ese podía ser un nuevo comienzo para las
cuatro, que, por suerte, otra vez se encontraban juntas.
------------------------
Niall volvió a salir de su cuarto para
beber un poco de agua. Se encontraba mareado y le dolían un poco los ojos del
contraste de la oscuridad de su cuarto y la iluminación de la cocina.
-Hola Niall.-Louis entró con una pequeña
sonrisa.-Esta tarde dan el alta a Daisy.
Pero el rubió no contestó.
-¿Ni? ¿Hola?
-Sí sí, lo que digas.-Respondió el rubio
sin enterarse de lo que su amigo decía.
-¿Estás bien?-Preguntó poniendo la mano en
el hombro de su amigo.-Te veo nervioso.
-No.-Mentía, le temblaba la mano que
sujetaba el vaso ahora lleno.
-Niall, cuéntame, ¿qué te ocurre?
-No puedo, no puedo.-Niall miró a su
amigo. Se le veía nervioso y agitado.-Yo no quería hacerlo... Ella me obligó...
Os iba a matar si no lo hacía...
-Niall, me estás asustando, ¿qué ha
pasado? Intenta tranquilizarte, te voy a ayudar ¿vale? Pero cuéntame lo que te
pasa.
Dejo el vaso encima de la mesa y comenzó a
llorar. Se acercó a Louis y pegó su frente en el pecho del chico.
-Merezco estar en la cárcel Louis. Soy una
persona horrible. Lo siento...
-Niall.-El mayor agarró con fuerza los
hombros del chico y lo apartó un poco de él para verle la cara anegada en
lágrimas.-No te creo, no has podido hacer nada tan malo.
-Yo no secuestré a Kesha.
-Lo sé.-Le extrañaron aquellas palabras
pero aún así creía a su amigo. Niall no haría daño a una mosca y no haría nada
a Kesha, lo sabía.
El rubio se alejó un poco, se limpió el
rostro con su camiseta blanca y suspiró.
-Pero Heather no debería estar en la
cárcel. Yo envié las notas amenazantes. Lo hice yo. Abigal contactó conmigo y
me amenazó con mataros. A los cuatro. Me enseñaron fotos y videos sabía donde
estábais en cada momento del día, tiene gente que se ocupa de ello. Pero Abigal
un día me echó, me dijo que tenía a otra persona y que ya no le era útil. Me
volvió a amenazar y entonces no le presté atención hasta que me enteré de lo de
Kesha. He estado callando demasiadas horas. No han sido muchos días pero han
sido horribles. Y cuando ayer dijeron lo de Heather no pude evitar
sorprenderme, pero no puedo callarme, ayer fui un cobarde, pero no puedo mentir
por más tiempo. Ella no envió ninguna nota, decía la verdad. Se habrán
confundido al analizarlas porque esa huella tiene que ser mía.
Louis se quedó sorprendido, no sabía cómo
asumir aquello, pero sabía que no había hecho daño a Kesha. ¡Era imposible!
¡Niall! ¡El irlandés más adorable y dulce que jamás había conocido! Vio el
dolor en su mirada y sintió una pena enorme. Abigal había dejado una gran
huella en su amigo, no lo había matado, pero estaba haciéndole sufrir de otra
manera. Estaba volviendo loco a su amigo y lo estaba haciendo sentir culpable.
-Tengo que entregarme Louis.-Siguió el
rubio.
-Niall hay que descubrir quién fue la
persona que la secuestró. Tiene que ser Zayn, Harry, Heather o Abie. Uno de
ellos. Y yo creo que Heather no es. Ese era su castigo, volver a la cárcel,
Abigal lo tiene todo planeado, estoy seguro. No te sientas culpable, no lo
eres. Eres una buena persona Niall, es ella la que es un monstruo.
Pero el rubio no dejó que siguiera.
Comenzó a llorar y pronto comenzó a faltarle el aire. Le estaba entrando un
ataque de ansiedad.
--------------------------
Richard se rascó la barbilla que ya contaba
con una incipiente barba. Estaba trastocado fisicamente. Pero no podía
separarse de allí. Miró a un lado y vio el rostro de aquel joven de ojos
claros. Ese chico tenía que estar demasiado cansado.
-Vete a casa.-Susurró con voz ronca.
-Estoy bien.-Tragó saliva y sonrió un poco.-Dentro
de un rato me ausentaré unos veinte minutos. Voy a darme una ducha, comer algo
y vuelvo.
-Pues hazlo ya.-No quería parecer un padre
que riñe a su hijo, pero le salió casi sin querer. Parecía como si se lo
estuviera diciendo a Kesha y ambos lo notaron. Apartaron la vista al instante y
se quedaron callados.
Un médico apresurado corrió hacia ellos en
aquel momento. Minutos antes no había podido creer lo que había pasado. Aquello era algo incomprensible. Ya daban aquel caso perdido, nunca pensaron que pudiera llegar a pasar aquello... Pero era una alegría, una gran alegría. No demasiado para cantar victoria, pero si lo suficiente para brotar de nuevo la esperanza.
-¡Señor Stadler!-Parecía eufórico.
-¿Qué pasa doctor?-El hombre se levantó
con una fuerte opresión en el pecho. No podía con otro disgusto más. No
podía...
-Kesha...-Murmuró jadeante.
-¿Qué le ha ocurrido?-Preguntó el joven
con preocupación.
-Nada malo. Al contrario.-Miró a
ambos.-Kesha acaba de despertar.
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Capítulo 71. Esta vez no dejaré ninguna curiosidad porque pienso que el capítulo es sorprendente de por sí. Espero que os haya gustado mucho, y por cierto, ¡ya he comenzado incluso el siguiente! Mientra buscaba fotografías he estado escribiendo ;)
Espero poder subir muy pronto.
¡Un saludo!