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Entrada breve...

Para informaros de que voy a estar un poco liada y no voy a poder escribir unos días. 
Así que, porque sé que ya ha pasado bastante tiempo y sé que vais a tener que esperar un poco más, os voy a poner el principio de capítulo que ya tengo escrito para que lo disfrutéis como adelanto. 
¡Un beso muy grande! <3
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Adelanto capítulo 72:

-¿Cómo?-No se lo podía creer.-¿Cómo está? ¿Puedo verla?
-Señor, aún está muy grave, pero ha despertado, ya no está en coma.
Richard se echó las manos a la cara para suprimir un grito de alegría.
-¿Podemos entrar a verla?-Preguntó en cuanto se hubo recompuesto.
-Aún no, pero en unas horas le avisaremos. Estén tranquilos, Kesha ya está a salvo.

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Heather fue sacada de la cárcel en cuanto Niall habló con la policía. Aún no se creían todo lo que les había contado aquel joven cantante. Louis había ido con él e intentaba animar a su amigo. En ese momento, Niall estaba siendo ayudado por un psicólogo para controlarse. El rubio lo estaba pasando realmente mal.
Al salir, la morena se encontró con Louis.
-Heather.-Murmuró él con tristeza. Intentó acariciar su hombro para darle consuelo, pero ella se apartó.
-No.-Se negó ella cerrando los ojos con profundo dolor.-No hace falta...Ahora pedirás perdón mientras piensas que ojalá hubiera sido yo.
-No es verdad.
-Da igual Louis.-Tembló, mientras en su interior intentaba borrar los recuerdos de las últimas horas de su memoria. Había vuelto a revivir la anterior vez que estuvo en aquel lugar.
-Heather, escúchame. Era un plan de Abigal, quería que esto pasara, que tú pagaras en la cárcel mientras Niall se culpaba por lo ocurrido. Es una forma de venganza muy cruel pero efectiva. Así que por favor, deja que te ayude.
-A mí ya nadie me ayuda. Ni mis padres, ni Jonathan y ni siquiera los únicos que han sido mis verdaderos amigos. Todos pensasteis que fui yo.-Sollozó y se tapó el rostro.
Louis la abrazó y, aunque ella intentó soltarse un par de veces, al final cedió a la ternura del chico y se agarró a su cuello para seguir llorando.
-Lo siento mucho Heather... Lo siento... Ojalá todo hubiera sido distinto.
Ella se soltó y se limpió las lágrimas.
-La culpa fue mía por estar indecisa.-Y entonces ladeó la cabeza y sonrió con sorna.-Será que besas muy bien.
Él sonrió, y aunque sabía que aquel no era un buen momento para bromas, soltó aquellas palabras con la más tierna delicadeza.
-O Harry muy mal.
Ambos se miraron cómplices y ella lo abrazó.
-Gracias.-Dijo en cuanto se hubo separado.-Pero debemos irnos. Niall nos necesita.
-Así es. Vámonos.

2 meses después

Habían pasado tantas cosas desde aquello. El verano y el comienzo de la universidad. Pero también cosas más importantes.
-Hoy es el día, Louis.-Heather se tocaba nerviosa el pelo, mientras miraba la carpeta que estaba frente a ella. Por fin podría ser libre.
-Me encantaría estar allí contigo.-Respondió el chico, mientras se llevaba el teléfono a la otra oreja y lo sujetaba con el hombro, mientras cogía a su hija Maine con cuidado.

-Lo sé. Pero te prometo que tú y Daisy seréis las primeras personas a las que visite cuando vuelva a ser soltera de nuevo.

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-Te acompañaré.-Dijo Richard con un tono de voz indiscutible.
-Vale.-Sonrió Kesha mientras le daba un beso a su mejilla. Padre e hija se miraron y sonrieron.
Estaba mejorando por momentos. Sus mejillas estaban sonrosadas y tenía un pequeño tono bronceado a causas del sol. No había sido el mejor verano de su vida, pero lo poco que había disfrutado lo había hecho al máximo.
Candy entró en la cocina y se puso frente a ambos.
-¿Qué os parece?
Candy iba con una coleta alta muy bien peinada, un top por encima del ombligo en color negro bastante apretada y una falda corta en rojo. Estaba muy bien peinada y se reflejaba su tez bronceada.
-Estás guapísima.-Kesha ladeó la cabeza y miró con orgullo a su hermana menor. Era realmente una de las jóvenes más guapas que conocía, por no decir la mejor. Además estaba muy contenta por la madurez de los últimos meses y de las grandiosas notas que estaba sacando últimamente en el último curso de instituto.-Pero ponte algo por encima, que ya refresca.
La rubia soltó una risita.                        
-Lo sé.-Se sentó en la silla y cogió una galleta del plato del medio. Dio un mordisco y guiñó un ojo.-Llevo una chaqueta.
-Si es así estarás preciosa.-Respondió su padre.
-Bueno, he oído que te ibas, ¿a qué esperas?-Apremió la joven con alegría.-¿Te quedas a dormir?
Kesha abrió los ojos como platos y negó casi imperceptiblemente.
-¿Quedarte a dormir?-Preguntó Richard frunciendo el entrecejo.
-Sí, Kesha quería quedarse a dormir en casa de Brendon desde hacía unos días, pensaba que ya te lo había dicho.
Kesha suspiró y se rascó la frente. Richard miró a su hija mayor.
-¿Quedarte a dormir en casa de... Brendon? ¿Con Brendon?
-También estaría Amy. Pero da igual papá, en serio, era sólo una idea...-Se levantó para salir de aquella embarazosa situación lo más rápido posible.
-Está bien-Respondió él y ella se dio la vuelta de inmediato.-Pero este fin de semana no, quiero que estés aquí con nosotros, ¿qué tal el que viene? Después de la boda de Louis te vas con Brendon y pasas la noche allí.
La pelirroja sonrió.
-¿De verdad que no te importa? Pensaba que después de lo ocurrido dos meses atrás no verías bien que estuviera alejada de ti.
Richard sonrió y se levantó para darle un abrazo. Acarició su pelo y sonrió aunque ella no pudiera verla.
-Kesha, poco a poco tienes que empezar de nuevo con tu vida normal. Y aunque me encantaría estar contigo las veinticuatro horas del día, sé que también debes estar con amigos y disfrutar de tu vida sin temer a nadie.
-Sí... tienes razón.-Sonrió y cerró los ojos que estaban empañados en lágrimas.-Gracias papá. 

Capítulo 71: Un atisbo de luz en la oscuridad

La noticia había impactado a todos. Ya no estaban en la sala, se habían ido marchando a lo largo del tiempo transcurrido. Eran casi las cinco de la mañana.
Candy salió la última y fue hacia su casa. Tenía que procesar todo aquello y convencerse a sí misma de que nada malo ocurriría, aunque eso no fuera del todo cierto. Los médicos no paraban de decir lo mismo: "Deben ser optimistas y tener esperanzas " No era tonta y sabía muy bien que significaba aquello. Su hermana tardaría en recuperarse. Le entraban ganas de reírse en su cara cada vez que le decía que fuera optimista y partírsela cada vez que le decía que tuviera esperanzas. Como si todo se arreglara sólo con esos dos valores.
Entró en la habitación de Kesha, respiró el aroma que desprendía el cuarto, como si su hermana estuviera allí mismo en aquel mismo instante. Se sentó en la cama de Kesha con lentitud y abrazó uno de sus peluches favoritos. Lo besó y lo volvió a dejar en su sitio.
Recorrió con la mirada el lugar y decidió mirar debajo de la cama. Allí seguía la pequeña caja. Sabía que a Kesha le gustaba guardar fotografías importantes. La cogió y la abrió mientras la música del Lago de los Cisnes comenzaba a sonar. La primera foto que vio la pelirroja estaba con Richard. Era hacía tan solo unos meses, parecían felices. Lo eran de hecho. Sin poderlo evitar ya comenzaba a llorar. Cogió la siguiente, en esa estaba con Amy, Brendon, Ben, George y Marchel. Fue el día de la actuación de Navidad, estaban en el escenario. Y la siguiente que vio estaba ella misma, sola. Sonreía y llevaba una chaqueta de cuero negra. Recordaba con perfección el día que se la hizo. Dio la vuelta a la foto y leyó la letra de su hermana:
"Aunque veces no te soporte, en realidad, sabes que te quiero mucho hermanita. No olvides que estaré a tu lado siempre y que no dejaré que nada te pase. Posdata: Eres maravillosa en todos los aspectos, excepto que a veces eres un poco pesada, pero no te preocupes, todo el mundo tiene defectos" Y una carita con una lengua dibujada.
La rubia se tapó la cara con las manos mientras sollozaba. Se tumbó en la cama bocabajo y comenzó a llorar y gritar de rabia, mientras las colchas amortiguaban su voz. Se sintió débil, frágil y decaída. La necesitaba para que le dijera que todo estaba bien, que las cosas sólo podrían mejorar y que nada malo pasaría, pero Kesha no estaba a su lado y se sentía, aparte de todo lo demás, sola, muy sola. Por primera vez sintió la soledad como algo que nunca pensó que llegaría. Intentó respirar, y, para olvidar un rato sus penas, decidió quedarse dormida.

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-Daremos el alta muy pronto a su novia, señor Tomlinson.
Pero el joven, sentado en la sala de espera, no escuchó al doctor.
-¿Señor Tomlinson?-Esta vez el hombre habló un poco más alto. Y el chico volvió a la realidad.
-¿Disculpe?
-Su novia y su hija Maine. Pronto podrán salir.
El chico procesó la información y sonrió un poco.
-Es genial.-Dijo al fin, tras unos segundos.
-¿Se encuentra bien?
-Sí sí. No se preocupe. Muchas gracias.
-Estupendo. Cuando quiera, puede entrar.-Se alejó de allí y el chico siguió quieto.    Se sentía extraño tras saber que Heather había enviado las cartas amenazantes. No entendía cómo podía haberlo hecho. No podía creer que fuera ella.
Recordó el viaje en París, cuando la besó. Por aquel entonces la quería muchísimo, aunque después de aquel beso nada resultó ser lo mismo.
Entró en la habitación y se acercó a su novia para darle un beso en la frente.
-Hola cariño.
-¿Estás bien Louis?-Preguntó ella, preocupada por el aspecto del chico.
-Sí, lo estoy.-Mintió.
-Vamos.-Cogió la mano al chico.-Te conozco.
Lo sabía. Sabía que lo conocía y a veces incluso le sorprendía que supiera tan bien cómo se sentía. Él muchas veces no conocía cómo ella se encontraba.
-Han encontrado al de las notas amenazantes de Kesha.
-Y es alguien de tus amigos.
-Es Heather. La ex-novia de Harry.
-Él estará destrozado. Madre mía... lo siento mucho Louis. Siento que estés pasando un mal momento.
-No sólo es malo Dais.-Sonrió el joven para animar a la chica, que parecía muy preocupada.-Maine y tú me alegráis a cada momento.
La joven sonrió y él le dio un beso en los labios.
-Te quiero.-Susurró ella.
-Yo también te quiero.-Y después de mucho tiempo, se dio cuenta de que esta vez lo decía de verdad.

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Tocaron la puerta de la habitación y la joven se secó las mejillas rápidamente.
-Pasa.-Contestó con la voz más firme que pudo.
-Hola.
Amy suspiró.
-Pensé que eras Brendon.
Marchel se sentó a su lado.
-¿Cómo estás?-Era una pregunta estúpida en aquellas circunstancias, pero quería hacerla comprender que estaba a su lado pasara lo que pasara.
-¿Cómo estoy? Sola porque mi mejor amiga no está, falta de cariño porque
últimamente tanto mi hermano como yo estamos absortos pensando en Kesha, enfadada conmigo misma por no haber salido con ella a esas horas de la noche, irascible a cada segundo, triste... y podría seguir pero creo que sería una pérdida de tiempo, porque todas ellas son demasiado evidentes, ¿no crees?-No quería ser borde, pero le salía sólo.
-Estoy aquí Amy, para lo que necesites, puedes contar con mi apoyo, desahogarte o lo que sea. Todos queremos que Kesha se recupere, pero no podemos hacer nada más. Está al cuidado de los médicos y ellos harán todo lo posible para salvarla.
-Ya. Tienes razón.-Sonrió un poco a su amigo antes de darle un abrazo.

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Volvió a llamar al timbre de la puerta, pero Harry seguían sin abrirla. En cuanto salió del hospital, había ido a la casa en la que vivía con su prima Aida para alejarse de los demás chicos pues no quería ver sus caras de "ya te lo dije" que no estaba dispuesto a aguantar. Claudia llevaba casi media hora llamando a la puerta de la casa del chico y enviándole mensajes, pero él seguía sin contestarle. Si no fuera porque oía voces en la casa, ya se habría marchado hace tiempo.
-Deberías dejarla pasar Harry.-Propuso la rubia mientras miraba por la mirilla a la chica morena que no se daba por vencida.-Parece preocupada.
-No quiero hablar con nadie y con Claudia menos.
-¿Por qué? Es muy buena chica.-Se acercó al sofá, donde su primo estaba sentado y se puso a su lado.-Y has estado llorando muchísimo, es normal que quiera saber cómo estás.-La marca de sus ojos rojos y sus mejillas hinchadas lo revelaban. No se podía creer la noticia aún.
-No quiero verla, Aida. Sólo quiero que esta pesadilla termine y...-No le dio tiempo de terminar la frase cuando Claudia volvió a llamar.
Harry se levantó con rabia y la abrió.
-¿Qué quieres?-Preguntó en voz alta.
-¿Qué qué quiero, Harry?-Contestó ella exasperada. Cruzó los brazos y frunció el ceño.-¿De verdad me lo preguntas? Contéstame, dime cómo estás o cualquier cosa. Me tenías muy preocupada, ¿entiendes? Llevo tres horas intentando averiguar algo de ti y tú sólo me ignoras.
-Me da igual. Deja de llamarme, deja de insistir y vete. Quiero estar sólo, ¿comprendes?
El rostro de ella pasó de estar enfadado a estar preocupado, y luego triste.
-Sólo me preocupaba por cómo estabas al saber la noticia, eso es todo.
-¡Y te lo agradezco!-Gritó el chico.-¡Pero es que eres muy pesada, joder!
El silencio tras aquello estaba repleto de tensión. Aida se había quedado petrificada en el sofá y Claudia simplemente agachó la cabeza y disimuló rascándose la frente aguantando las ganas de llorar. Otra vez que la trataba mal. No entendía el por qué siempre acababa mal con Harry, pero al fin y al cabo no podía seguir así, con un chico que sólo le hacía cada vez más daño. Tras unos segundos la levantó y se encogió de hombros.
-No volveré a aparecer. Espero que Kesha despierte y que todo salga muy bien. Adiós Harry.


La chica salió de allí a toda prisa y él se sintió de nuevo tremendamente mal por lo que había dicho. ¿Siempre iba a estropearlo con ella? Miró a su prima y vio el reproche en su mirada, por lo que salió tras la chica y la cogió antes de que se subiera al coche.
-Espera Clau.-Le cogió la mano muy fuerte, lo suficiente para que ella no escapara.-Lo siento.
-No, no lo sientes.-Con la mano que le quedaba libre, la chica se secó las mejillas.
-Sí lo siento. Sólo quieres ayudarme siempre y yo sólo lo destrozo.
-Estoy harta Harry. Sólo quiero que me trates bien. No sé por qué siempre acabo mal contigo y siempre acabo sufriendo. No quiero seguir así. Es mejor que separemos un tiempo nuestra amistad.
-Eso es como decir que ya no vamos a ser amigos. Y no quiero perderte, ya lo sabes.
-Yo creo que sí, lo demuestras a cada segundo.
Soltó su mano y resopló. Aquella chica era tan cabezota como él.
-¿Sabes por qué no quería que entraras? ¿Lo sabes?
Ella no contestó. Se cruzó de brazos y lo miró abatida. Ya estaba cansada de seguir intentándolo, aunque lo quisiera con locura.
-Porque me gustas.
-Esto ya es el colmo.-Se quejó la joven.-Sabes que me gustas y te aprovechas de ello. No sé cómo me extraña que consigas lo que quieras con cualquier chica, tienes recursos para todo, ¿eh?-Ironizó la chica.
-¿Y tú?-Gritó el joven indignado, afectado e impresionado por sus palabras, por una vez que hablaba de sus sentimientos no lo tomaban en serio.-Hablas de algo que sabes que me duele. De una época que no quiero revivir. Es verdad que he sido un mujeriego pero ya no.
-Ya.-Soltó ella con sarcasmo.
-¿Cómo que ya?
-¡Pues porque lo sigues siendo!-Tenía las mejillas coloradas. No quería haberlo dicho, ni siquiera lo creía, el tiempo que había pasado con él se había dado cuenta de ello, pero estaba enfadada, furiosa y triste.
-Muy bien.-Suspiró él.-Pues tú sigues siendo una pesada, eso no cambia. A ver si dejas de perseguirme.
Ella suspiró y arrugó la nariz.
-Tranquilo, no quiero verte más.-Abrió la puerta del coche y entró en él.
-¡Yo tampoco!-Gritó el chico cuando ella cerró la puerta.
Ella se giró para verlo y se miraron unos segundos. Enfadados, demasiado para comprender que aquella muestra de rabia, ira y orgullo los estaba separando de verdad. Ella perdiendo el amor de su vida, él perdiendo a la única chica que quería de verdad después de mucho tiempo sin creer en el amor.

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"Lo siento Abie. Llámame, quiero hablar contigo"

Era él séptimo mensaje que le mandaba por whatsapp a la chica. Su última conexión había sido hacía diez minutos y ella no le contestaba.
Despeinó su pelo y se dejó caer en la cama.
Se sentía abatido por la noticia, pero también enfadado consigo mismo por haber dudado de su novia, o ex-novia, ya no sabía muy bien lo que era.
Volvió a coger el móvil y esta vez llamó, por tercera vez desde que había salido del hospital. Al tercer pitido alguien descolgó.
-¡Abie! Por favor no me cuelgues necesito...
-No soy Abie.
Esa voz... Liam se dio rápidamente cuenta. No era una chica y menos Abie de voz melodiosa, sino alguien con una voz mucho más profunda.
-Zayn, déjame hablar con ella.-Pidió, aunque su tono pasó a ser frío como el hielo.
El chico miró a la joven que negaba con los brazos cruzados. El moreno se frotó las manos por la frente, intentando averiguar las palabras adecuadas. Para él aquella situación era muy incómoda, pero no quería enfadarse con Abie.
-Ella no puede hablar ahora mismo.
-¿No puede o no quiere?
Zayn se mordió el labio y volvió a mirar a la chica, quien volvió a negar con la cabeza en un gesto desconforme. No iba a ceder a hablar con él.
-Lo siento.-Murmuró.
Liam frunció el ceño.
-No lo sientes.-Contestó y rápidamente colgó.
Zayn se quedó con el móvil en la oreja unos segundos más hasta hacerse a la idea de q
ue verdaderamente le había colgado su amigo. Suspiró y dio a la tecla roja con lentitud antes de darle el móvil a la chica.
-Deberías hablar con él, parece muy preocupado.
-Quiere hablar conmigo cuando sabe que soy inocente.-Replicó Abie.
-Lo del otro día fue un error. Él te quiere mucho.
-Pues yo ya no sé si lo quiero igual. No lo sé.

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-¡Será capullo!-Gritó Raquel.-Estoy muy enfadada, por su culpa mi pobre Niall está peor. ¿Cómo puede decirle eso? ¡Es que le arrancaba la cabeza! ¡No, mejor! ¡Lo mataba y luego le arrancaba la cabeza!
Lidia soltó una risita.
-Anda, no te pongas así. No ha sido nada. Y no grites tanto, la gente se va a alarmar.-Ambas miraron alrededor y nadie las miraba. Por suerte, Londres era demasiado interesante en comparación con una alocada joven.
Raquella suspiró y se cruzó de brazos.
-Es su amigo y va y le dice que es tonto, que deje de llorar que parece una chica pequeña de dos años. ¿De verdad lo ves normal?
-Son frases de chicos. No hay que tomarlas en serio.
-Lo sé, yo lo he escuchado cuando un chico llora por haberse dado con la puerta en la cara, pero no cuando una amiga está en coma Lidia. Es poco respetuoso y sólo hace que Niall se sienta avergonzado cuando no debería.
-No le des más importancia, anda.
Raquella respiró un par de veces y se relajó un poco.
-Sí, será mejor.
-¿Y eso de "tu Niall"?-Soltó una sonrisa maliciosa.-No lo niegues, lo he oído.
-Mi Niall, de mi mejor amigo Niall. Para acortar.-Suspiró la chica con inocencia.
-Ya, claro.-Ironizó ella y miró hacia otro lado.
Raquella frunció el ceño y suspiró.
-¡De verdad!-Insistió.-Es mi mejor amigo y ya está. Le quiero mucho, pero no de la forma en la que piensas.
-¿Y él?
La joven abrió mucho los ojos, pero suponía tener clara la respuesta.
-Igual.
-Está bien.-Respondió Lidia sin convencerse demasiado.-Te creo.

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Perrie y Jade llegaron juntas al lugar de encuentro. Estaban alegres por volver a juntarse después de tanto tiempo. Aquel grupo de amigas no debió de separarse nunca, pero por distintas razones no pudieron evitar romper aquel pacto de amistad.
-Estoy un poco nerviosa.-Reconoció Perrie mientras ambas amigas se sentaban en una mesa de cuatro.-La última vez que hablé cara a cara con Claris fue hace demasiado tiempo.
-Demasiado...
Un camarero alto y joven se acercó a ellas para preguntarles lo que querían tomar y
regresó unos minutos después con un café y un cola-cao para Jade y Perrie respectivamente. Tras darle las gracias, probaron sus bebidas y comenzaron a hablar sobre asuntos triviales para ahuyentar los niervos que las afloraba.
Entretanto, una joven morena de ojos azules abrió la puerta del establecimiento. Parecía nerviosa y jugueteaba con sus dedos mientras miraba las mesas del lugar. Reconoció rápidamente a sus amigas y se acercó hacia ellas rápidamente.
-Hola.-Saludó con una sonrisa.
-¡Claris!-Jade, que era la que estaba más cerca de ella, se levantó rápidamente y le dio un abrazo. Perrie fue la siguiente y le obsequió dos besos en las mejillas como recibimiento.
-¿Cómo estás?-Preguntó la más mayor del grupo mientras volvían a sentarse.
-Muy bien. Ahora estoy viviendo con mi hermana y todo es mucho más sencillo.
-Ahora estarás un poco más tranquila, supongo.-Murmuró Perrie con un deje de lástima en la voz.
-Ya no hablo con mis padres, mi madre tampoco me apoyó demasiado. Pero por suerte tengo la ayuda incondicional de Helen.-Suspiró con tristeza pero pronto cambió de conversación.-¿Y vosotras?-Se giró hacia Perrie y le cogió la manos.-¿Cómo estás?
-Todo a su tiempo, poco a poco.
-Que sepas que puedes contar conmigo con lo que sea, ya no sólo por teléfono como la última vez. Me quedó por aquí en Londres durante todo el verano prácticamente.
-Gracias.- Perrie se acercó a ella y se dieron un abrazo.-Me alegro de que estés de vuelta Claris, se te ha echado mucho de menos.
En la puerta de la cafetería, una rubia, muy nerviosa, se llevaba las manos al pelo. No sabía cómo iba a reaccionar al verlas, porque ella sí que se había distanciado por completo del grupo. No supo más de Claris por mucho que la morena insistiera en llamarla, ni tampoco estuvo demasiado tiempo en contacto con Jade ni Perrie, sí que habían quedado un par de veces en los últimos meses, pero la relación no era la misma y las cosas se habían enfriado bastante.
Tomó el pomo de la puerta y entró. Allí las encontró sonriendo y charlando.
-Tranquila...-Susurró a sí misma.
Se acercó con tranquilidad a la mesa.
-¿Puedo?-Preguntó refiriéndose a la única silla libre que quedaba.
-Claro.-Contestó Jade con cierto tono de cortesía, como si fuera una desconocida.
-Hola Clara.-Contestó la rubia girándose hacia su antigua mejor amiga.
-Hola Aida.-Respondió ella y sonrió con nerviosismo.-Estábamos hablando sobre los últimos meses y sobre...-Miró a Perrie, sin saber muy bien si ella conocía la noticia.
-Asuntos amorosos.-Le ayudó ésta con una sonrisa amarga.-Pero en fin, nos alegramos de que hayas llegado. ¿Qué tal estás? ¿Cómo te va con William?
Claris se sorprendió por aquello, pues no sabía que tenía pareja.
-Oh, bastante bien, gracias.-Respondió la rubia con una sonrisa.
Se quedaron unos segundo las cuatro calladas con una tensión entre rubia y morena que las otras dos no sabían cómo cortar.
-Me ha entrado hambre.-Habló de repente Jade.-¿Queréis comer algo?
-No, gracias.-Se anticipó Aida.-No tengo apetito.
-Aida yo...
-Lo sé.-Sonrió la rubia cortándola.-No estoy enfadada contigo. Fue tu padre y después de un tiempo y pensándolo en frío me he dado cuenta de ello. Me daba miedo volver a veros, creía que me iba a sentar una extraña en cuanto estuviera aquí. Es verdad que no es lo mismo que antes pero vosotras habéis sido lo más parecido a unas amigas verdaderas de lo que nunca he tenido antes, y eso lo he notado al veros. No somos las mismas, pero a la vez hemos compartido tanto que un grupo tan bueno no puedo dejar de lado su amistad de esa forma.
-Sí.-Las palabras le llenaron de emoción y se le empañaron sus ojos azules. Ambas se miraron y se abrazaron y Jade y Perrie no pudieron evitar sentirse aliviadas y alegres por lo ocurrido.  Ese podía ser un nuevo comienzo para las cuatro, que, por suerte, otra vez se encontraban juntas.

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Niall volvió a salir de su cuarto para beber un poco de agua. Se encontraba mareado y le dolían un poco los ojos del contraste de la oscuridad de su cuarto y la iluminación de la cocina.
-Hola Niall.-Louis entró con una pequeña sonrisa.-Esta tarde dan el alta a Daisy.
Pero el rubió no contestó.
-¿Ni? ¿Hola?
-Sí sí, lo que digas.-Respondió el rubio sin enterarse de lo que su amigo decía.
-¿Estás bien?-Preguntó poniendo la mano en el hombro de su amigo.-Te veo nervioso.
-No.-Mentía, le temblaba la mano que sujetaba el vaso ahora lleno.
-Niall, cuéntame, ¿qué te ocurre?
-No puedo, no puedo.-Niall miró a su amigo. Se le veía nervioso y agitado.-Yo no quería hacerlo... Ella me obligó... Os iba a matar si no lo hacía...
-Niall, me estás asustando, ¿qué ha pasado? Intenta tranquilizarte, te voy a ayudar ¿vale? Pero cuéntame lo que te pasa.
Dejo el vaso encima de la mesa y comenzó a llorar. Se acercó a Louis y pegó su frente en el pecho del chico.
-Merezco estar en la cárcel Louis. Soy una persona horrible. Lo siento...
-Niall.-El mayor agarró con fuerza los hombros del chico y lo apartó un poco de él para verle la cara anegada en lágrimas.-No te creo, no has podido hacer nada tan malo.
-Yo no secuestré a Kesha.
-Lo sé.-Le extrañaron aquellas palabras pero aún así creía a su amigo. Niall no haría daño a una mosca y no haría nada a Kesha, lo sabía.
El rubio se alejó un poco, se limpió el rostro con su camiseta blanca y suspiró.
-Pero Heather no debería estar en la cárcel. Yo envié las notas amenazantes. Lo hice yo. Abigal contactó conmigo y me amenazó con mataros. A los cuatro. Me enseñaron fotos y videos sabía donde estábais en cada momento del día, tiene gente que se ocupa de ello. Pero Abigal un día me echó, me dijo que tenía a otra persona y que ya no le era útil. Me volvió a amenazar y entonces no le presté atención hasta que me enteré de lo de Kesha. He estado callando demasiadas horas. No han sido muchos días pero han sido horribles. Y cuando ayer dijeron lo de Heather no pude evitar sorprenderme, pero no puedo callarme, ayer fui un cobarde, pero no puedo mentir por más tiempo. Ella no envió ninguna nota, decía la verdad. Se habrán confundido al analizarlas porque esa huella tiene que ser mía.
Louis se quedó sorprendido, no sabía cómo asumir aquello, pero sabía que no había hecho daño a Kesha. ¡Era imposible! ¡Niall! ¡El irlandés más adorable y dulce que jamás había conocido! Vio el dolor en su mirada y sintió una pena enorme. Abigal había dejado una gran huella en su amigo, no lo había matado, pero estaba haciéndole sufrir de otra manera. Estaba volviendo loco a su amigo y lo estaba haciendo sentir culpable.
-Tengo que entregarme Louis.-Siguió el rubio.
-Niall hay que descubrir quién fue la persona que la secuestró. Tiene que ser Zayn, Harry, Heather o Abie. Uno de ellos. Y yo creo que Heather no es. Ese era su castigo, volver a la cárcel, Abigal lo tiene todo planeado, estoy seguro. No te sientas culpable, no lo eres. Eres una buena persona Niall, es ella la que es un monstruo.
Pero el rubio no dejó que siguiera. Comenzó a llorar y pronto comenzó a faltarle el aire. Le estaba entrando un ataque de ansiedad.

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Richard se rascó la barbilla que ya contaba con una incipiente barba. Estaba trastocado fisicamente. Pero no podía separarse de allí. Miró a un lado y vio el rostro de aquel joven de ojos claros. Ese chico tenía que estar demasiado cansado.
-Vete a casa.-Susurró con voz ronca.
-Estoy bien.-Tragó saliva y sonrió un poco.-Dentro de un rato me ausentaré unos veinte minutos. Voy a darme una ducha, comer algo y vuelvo.
-Pues hazlo ya.-No quería parecer un padre que riñe a su hijo, pero le salió casi sin querer. Parecía como si se lo estuviera diciendo a Kesha y ambos lo notaron. Apartaron la vista al instante y se quedaron callados.
Un médico apresurado corrió hacia ellos en aquel momento. Minutos antes no había podido creer lo que había pasado. Aquello era algo incomprensible. Ya daban aquel caso perdido, nunca pensaron que pudiera llegar a pasar aquello... Pero era una alegría, una gran alegría. No demasiado para cantar victoria, pero si lo suficiente para brotar de nuevo la esperanza.
-¡Señor Stadler!-Parecía eufórico.
-¿Qué pasa doctor?-El hombre se levantó con una fuerte opresión en el pecho. No podía con otro disgusto más. No podía...
-Kesha...-Murmuró jadeante.
-¿Qué le ha ocurrido?-Preguntó el joven con preocupación.
-Nada malo. Al contrario.-Miró a ambos.-Kesha acaba de despertar.
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Capítulo 71. Esta vez no dejaré ninguna curiosidad porque pienso que el capítulo es sorprendente de por sí. Espero que os haya gustado mucho, y por cierto, ¡ya he comenzado incluso el siguiente! Mientra buscaba fotografías he estado escribiendo ;)
Espero poder subir muy pronto.
¡Un saludo!

¿Capítulo 70? ¡¡Capítulo 70!! "Algunos vuelven y otros se van"

Sí. Capítulo 70  pero antes de que empecéis a leerlo quiero . ¿Por qué? Sé que os dije que iba a seguir publicando más a menudo, pero cómo veis, no estoy cumpliendo mi promesa y me frustra. Me frustra muchísimo. El saber que estáis esperando un capítulo y que éste no llega. No voy a dejar la novela, pero quiero terminarla muy pronto, no por nada, sino porque todo tiene fin y éste proyecto que empecé hace cerca de tres años se está alargando demasiado sabiendo el final que ansío desde hace muchísimo tiempo. Quiero acabarla, quedarme contenta con ella y por fin cerrar las incógnitas que lleváis preguntándoos tanto tiempo.
Pero éso no es todo. One Direction ha cambiado. ¿Me gustan? Por supuesto. Los escucho, sigo sabiendo de ellos y de corazón que los sigo amando porque realmente me han gustado desde sus inicios, pero la marcha de Zayn me ha puesto muy triste. Eran un grupo de cinco y ahora son cuatro, y da pena, sobretodo si lo sigues desde el principio. La novela seguirá con Zayn, como si One Direction siguieran siendo cinco, normal como hasta ahora lo he hecho y, nada, que espero que os guste el capítulo. Allá vá.
(Ah, antes de nada, perdón por no poner fotografías, poco a poco las pondré, pero en este simplemente lo hice escribiéndolo sin pensar en ninguna fotografía en especial y no he sabido qué podía poner, por tanto lo he dejado así, para el próximo tendréis para que no sea sólo letras, sino que se complemente con algo de color).
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-¿Estás bien?-Preguntó Helen.
-Estoy bien.-Mintió Claris con un pequeño nudo en la garganta. No, no estaba bien. Estaba nerviosa, histérica, irrascible...
-Todo saldrá a las mis maravillas Clara.
-Ojalá sea cierto.
-No le des más vueltas. Son tus amigos, te querrán.
-¿Incluso después de todo lo que les he hecho?
-Tú no fuiste, fue papá, ya lo sabes.-Contestó la mayor, aparcando en un hueco libre.-Estamos aquí.-Suspiró y relajó los hombros tras el largo trayecto.
La morena de ojos azules tembló en su interior. Salió despacio del coche y cerró con sumo cuidado.
-No hay vuelta atrás, ¿verdad?-Preguntó en un murmuro casi inaudible.
-No, no la hay.-Dijo su hermana sentada aún en el asiento del copiloto.-Yo me quedo aquí. Suerte Clara, todo irá bien ya verás.
La menor asintió un par de veces aturdida y caminó hacia la casa.
Esperó unos segundos para tranquilizarse y llamó al timbre timbre. Un "ya voy" de voz masculina no tardó en oírse.
-Harry.-Murmuró mientras sus ojos se anegaban en lágrimas. Los había echado tanto de menos durante aquel tiempo.
En cuanto la puerta se abrió, la sorpresa fue inevitable.
-Claris...-No llegó ni una sonrisa, ni un ápice de alegría. La joven sintió que el nudo de su garganta aumentaba.
-Hola.-Ni siquiera el sonido llegó a su garganta. Tragó saliva, se frotó los ojos y carraspeó.-Hola.-Esta vez si se oyó su voz. Igual de dulce que siempre, pero menos divertida que de costumbre.
-¿Qué haces aquí?
-He venido a veros, para hablar...
 -Yo creo que ya está todo hablado Clara.
-Lo siento. Ha sido una estupidez.-Se frotó la mejilla, en la que ya había algunas lágrimas.-Lo siento.
Se dio la vuelta y caminó con rapidez. Lo estaba pasando realmente mal. Se quedó quieta y se cubrió la cara con las manos. Reprimió un sollozo mientras sus mejillas seguían humedeciéndose.
-Perdóname.-De nuevo esa voz masculina.-Sabemos que tú no fuiste y que fue tu padre, pero te fuiste de repente y te alejaste de nosotros.-Harry recordaba esa historia. Kesha había hecho lo mismo y en ese momento estaba a punto de morir. Tal vez dejar un rato de lado el orgullo sería la mejor para recuperar a alguien que fue importante. Si hubieran hecho lo mismo con Kesha tal vez no estaría como estaba, postrada en la cama de un insípido y lúgubre lugar, el hospital.
La joven se dio la vuelta, ya había dejado de llorar.
-Lo siento mucho Harry, de verdad que lo siento, nunca quise separarme de vosotros.
-Lo sé, lo sé.-Se acercó y la abrazó con fuerza.-Vamos dentro. Sé de alguien que se alegrará al verte.
Entraron en la casa. Allí, una guapa joven morena acariciaba un pequeño gatito.
-Hola.-Saludó Clara con cortesía, incluso sonrió un poco.
-Hola.
-Ésta es Clara, es una antigua amiga nuestra.-Presentó el chico.
-Encantada.-Sonrió la morena de ojos oscuros.-Yo soy Claudia, una amiga también.
-Deberías subir a ver a Niall, seguro que se alegrará de tu llegada.
-Sí, haber si lo animas. Está muy triste, no nos gusta verlo así.-Se entristeció Claudia.
-¿Está triste? ¿Por qué?-Preguntó Clara visiblemente preocupada.
-¿Recuerdas a Kesha?
-Poco.-Aunque se acordaba perfectamente de que era su ex-novia y cuando ella rompió con él lo dejó muy dolido, así que no le tenía mucha estima.
-Está ingresada en el hospital en estado crítico.
-Madre mía.-De inmediato se sintió una persona horrible por haber pensado tan mal de ella, aunque no le tuviera tanta estima nadie se merecía estar en ese estado y en el hospital.-Normal que esté tan mal.
-Bueno, pues sube. Supongo que recordarás su habitación.-Una pequeña sonrisa pillina asomó de sus labios y la chica no pudo evitar sonrojarse.
-Sí, aún conservo en mi memoria ésta casa completa.-Contestó desviando el comentario.
Caminó escaleras arriba y se quedó parada frente a la puerta de la habitación de Niall en aquella casa. Llamó un par de veces y esperó que se oyera la voz del chico, pero fue casi imperceptible. Agarró el pomo y, nerviosa, lo giró para abrirla.
-Ahora no Harry.-Pidió Niall bajo las sábanas.
Clara caminó un poco más.
-No... no soy Harry.-Tragó saliva nerviosa y sonrió.-Soy Claris...o Clara.-Se tensó un poco, no le gustaba decir aquel nombre que tanto había usado su padre cuando le reñía.-En fin... Claris Hollister.
No hubo ningún ruido durante unos segundos, pero entonces, el chico se incorporó de
su cama y la miró. La sorpresa se notaba en sus ojos rojos y en sus labios formando una especie de "o" sin sonido.
-No... no puede ser.-Se levantó de la cama y se acercó a ella. Sonrió y la abrazó muy fuerte. Clara correspondió al abrazo con alegría y se quedaron así varios mimutos, hasta que por fin él se separó.-Estoy tan contento de verte. Pensé que te habías ido y no volverías. ¿Qué has hecho para que tu padre te deje venir?
-Me fui de casa al poco tiempo de haber dejado de veros.-Se encogió de hombros con las lágrimas a punto.-Y me fui a vivir con mi hermana Helen. Ella es la que me ha traído.
-¿No has vuelto a ver a tus padres en todo este tiempo?
-No.-Tragó saliva. Miró hacia abajo y luego volvió a levantar la mirada.-Pero no hablemos de mí, ¿qué hay de ti? He oído lo de Kesha y siento mucho lo que estás pasando Ni.-Rápidamente se dio cuenta del nombre que había dicho. El mismo que cuando eran pareja.-Eh... Ni...Niall.
Él no pudo evitar soltar una pequeña risita. Incluso en aquella situación en la que tan mal lo estaba pasando ella volvía a hacerle reír. Era oficialmente la chica que siempre le devolvía la sonrisa por muy mal que estuviera.
-Gracias Clara.-Dijo, con corazón, agarrando muy fuerte la mano de la chica.
Ella, simplemente, sonrió.

                                                      ~~~~~~~~~~

-¿Por qué estás tan callado Harry?-Preguntó Claudia mientras ambos caminaban camino a su casa. Estaba a tan sólo treinta minutos andando, por lo que habían preferido ir los dos juntos sin transportes, para hablar un poco más y disfrutar del sol londinense de verano.
-Lo siento Clau, es que no tengo muchos ánimos.
La joven hizo una mueca. No quería que ninguno de sus amigos lo pasara mal y estaba muy triste por ello.
-No sé qué decir ante estas situaciones.-Se encogió de hombros aunque su acompañante no lo vio.-Siempre que intento apoyar a alguien acabo diciendo algo que les entristece más y no quiero que esto ocurra contigo. Sólo te diré que cuentes mi apoyo para lo que te haga falta, y que, aunque no sea adivina, tengo el presentimiento de que todo va a ir bien. Mi padre decía que cuando deseabas algo con mucha fuerza se cumplía y era verdad. Sólo que hay que desear que Kesha se ponga bien y pasará.
Harry sonrió con gratitud y la miró.
-No sé que haría sin ti.
-Hablarías con Stanley.-Bromeó la morena mientras sus mejillas se oscurecían.
-Ya lo hago, créeme.
Esta vez, ambos sonrieron, cómplices.
-Por cierto, ¿qué libro decías que estabas leyendo?
La joven frunció el ceño.
-Uno de un escritor español, Blue Jeans es su pseudónimo... El libro se titula Quiero Soñar contigo. Es el tercero de una triología y ya estoy acabándolo...
-¿Y está bien?
La joven se paró.
-¿Por qué te interesa tanto?
-Para leerlo, para qué si no.-Sonrió, remarcando sus hoyuelos. Aunque su tono de voz era medio en broma, medio en serio.
-Es una novela romántica, no creo que te interese.-Siguieron caminando.-Además...-Se paró y se mordió el labio inferior, soltando una risita.
-¿Además qué?
-No creo que tú leas demasiado.
-¿En serio lo piensas? ¿Pero te has oído?-El joven se hizo el ofendido y se cruzó de brazos. Ella no pudo evitar soltar una risita, mientras se tapaba la mano para ocultarla.
-Sí, lo pienso.
-Pues apostemos.-Se paró y ella frente a él.-Yo me leo tres libros en una semana.
-Hecho.-La joven alargó la mano, algo azorada, pero convencida.
-¿Y tú qué me das a cambio?
-Un aplauso.-Bromeó.
-Un beso.
-En la mejilla, por supuesto.
-No. En la boca.
Entonces la joven quitó la mano y se quedó seria.
-No quiero un beso en la boca.
-¿No?
-No.
Se notaba que mentía, sus pómulos ardientes y rojizos la delataban. Se miraron unos segundos. Él sonriendo, ella más seria.
-Entonces tienes que darme la razón y admitir que leo mucho.
Claudia miró hacia un lado y luego al otro. En menudo problema se había metido, su pequeño orgullo no le permitía decir aquello, aunque fuera verdad. No iba a dar la razón a Harry Styles tan rápidamente. Suspiró y volvió a alargar la mano.
-Tres días, uno para cada libro.-Sabía que eso era más difícil y podía ganar ella la apuesta.
-Cinco.
-Cuatro. O no hay trato.
Harry por fin le estrechó la mano a la chica.
-Voy a ganar Clau.-Sonrió al fin ampliamente, aunque se notó un deje de competitividad en su voz.
-Eso ya lo veremos Harold.-Respondió ella de la misma forma.

                                                       ~~~~~~~~~~

-Hola Brendon.-Louis se sentó al lado del chico moreno. Portaba en la mano una bolsa ecológica de color marrón.-He traído algunos sándwiches. No me digas que no quieres uno porque no aceptaré un no por respuesta.
Brendon sonrió un poco y miró a su nuevo amigo.
-Gracias.
-¿Coca-cola o Fanta?-Preguntó sosteniendo en cada mano una lata de cada.
-Fanta.
-Me alegro, yo quería la Coca-cola.-Sacó de nuevo dos mitades de sándwich.-Ésto es aleatorio, el que te toque. Así que, ¿derecha o izquierda?
-Izquierda.
-Pues toma, la derecha. Así sabré si tienes suerte.
Brendon sonrió mientras abría su sándwich secreto. Era vegetal y tenía muy buena pinta.
-El mío es de...¿pollo chamuscado?-Louis hizo una mueca de desagrado.-Espero que esté bueno, al menos.
-Gracias por darme el tuyo.-No pudo evitar sonreír y darle un buen mordisco a su bonito y apetitoso sándwich.
-No pienso volver a coger algo que tú hayas elegido, te lo prometo.
Rieron los dos y luego se quedaron en silencio hasta que hubieron terminado por completo.
-¿Sabes algo más?-Ahora sí que se habían puesto serios. Louis se cruzó de brazos y se recostó en la silla.
-No. Lo mismo que siempre. Pero gracias por intentar animarme y venir a verme Louis.
-Estoy aquí, y recuerda que Kesha también es mi amiga.
-Lo sé.-Se quedó un rato en silencio, pero tuvo la necesidad de preguntar.-¿Y Daisy y Maine?
-Ambas bien.-Louis sonrió, emocionado y feliz.-Espero que todo siga así hasta que le den el alta.
-Seguro que sí...
-Brendon.-Se calló y volvió a abrir la boca, pero la cerró de nuevo.
-Si es sobre Kesha, no importa, es más, me gusta hablar de ella. Me recuerda que sigue viva aunque sea por un instante más.
-Bien.-Louis asintió y sonrió un poco.-¿Cómo comenzásteis a salir?
-Oh.-Las mejillas del moreno se colorearon de un gran e inteso color rojo.-Pues...
Louis soltó una risita.
-No importa. Perdona la pregunta, demasiado íntima. ¿No?
-Siempre me pongo rojo. Es... casi automático.
-Es bonito encontrar a alguien tan tímido. Las personas tímidas me resultan adorables, como Niall.
-Supongo que a Kesha le encantan los tímidos.-Seguía colorado y con sus mejillas ardiendo.
-Supongo que sí...-Louis sonrió con nostalgia y no pudo evitar pensar qué hubiera pasado si Kesha hubiera seguido con Niall. Tal vez nunca hubiera conocido a
Brendon y no hubiera estado en el hospital en ese instante. Pero lo hecho, hecho estaba. Y aunque la idea de que su amiga hubiera seguido con Niall le encantaba, aquel chico moreno, tímido e inteligente, le caía bien.
-Está bien.-Brendon lo sacó de sus pensamientos.-Te lo contaré...

"El calor reciente del último mes de clase. Aquel día de junio sacaba todos su esplendor con aquel sol radiante. Muchos disfrutaban del día maravilloso en el parque, otros en alguna piscina incluso, pero no era el caso de Kesha y Brendon.
Ambos, se encontraban dislumbrando cuadernos llenos de números y libros repletos de ejercicios.
-Creo que ya.-Kesha hizo una última cuenta en la calculadora.-¿Tres?
-Cinco.-Respondió él sonriendo.
-¿Cinco?-La joven suspiró y frunció el ceño, preocupada.-No puede ser, no he podido
confundirme otra vez. No voy a aprobar, Brendon.
-Es sólo un pequeño fallo.
-Cuando tú fallas no dices lo mismo.-Ladeó la cabeza y se acercó a su amigo. Entonces sonrió.
-Porque soy muy exigente conmigo mismo.-Sus mejillas volvieron a encenderse al verla tan cerca y bajó la vista a su cuaderno. Con el lápiz comenzó a colorear una esquina de la hoja cuadriculada.
-Bueno.-Volvió a alejarse y mirar su cuenta mal realizada-La voy a volver a hacer, pero antes tengo que ir al baño.
-¿Para qué?-Y acto seguido se arrepintió de haber hecho aquella pregunta tan estúpida.-Es que... bueno...
Ella simplemente se rió interrumpiéndole.
-Lo entiendo. Estoy en esos días del mes en los que sólo pueden estar las chicas.-Guiñó un ojo y volvió a reír cuando vio a Brendon aún más azorado.-Eres adorable.
-Deja de tomarme el pelo.-Se quejó el chico, pensando que en cualquier momento iba a explotar de la vergüenza.
Ella volvió a reír, pero entonces el chico se acercó mucho a su cara. Casi a centímetros. Esta vez, era la chica la azorada.
-¿Y ahora quién está roja?
-Tú, por supuesto.-Se alejó y se levantó rápidamente. Sus mejillas no podían ocultar sus sentimientos.-Ahora vengo, no tardo.
En cuanto salió el joven sonrió instintivamente. Cogió un folio que había escrito hacía unos días y lo leyó. Una declaración de amor. No se atrevía a dárselo, seguro que pensaba que era ridículo. Además de romántico, aquella carta también servía para que su timidez no le jugara una mala pasada. Se entretuvo haciendo un avión de papel y comenzó a tirarlo de un lado a otro de la habitación. En una vez que lo tiró, la puerta se abrió y la chica no pudo evitar mirar aquel avioncito que había caído cerca de ella.
-Qué bonito.-Lo cogió y lo cogió lista para tirárselo de nuevo a él.
-Pasámelo, que es mío.
-Pero si es una carta.-Abrió por completo el folio para desvelar aquellas letras escritas.
-Kesha dámela, no quiero que la leas.-Su voz era autoritario, aunque más que enfadado parecía nervioso.
Pero la joven ya había empezado a leerla y entendía de qué iba.
-Es una carta de amor...-Sus ojos se clavaron en su amigo y entonces lo apartó. ¿Otra vez le gustaba aquella chica? Seguro que era para Naira, con el daño que le había hecho.-Es para ella, ¿no?
-Dámela... por favor.-Volvió a pedir el chico.
La pelirroja frunció el ceño y se la entregó. En cuanto se tocaron sintió de nuevo aquellas naúseas. Las mismas que cuando lo veía besar a Naira.
-No creo que sea buena idea. Te hizo mucho daño.
-No quiero hablar de ello.-Y de repente se sintió cobarde y estúpido. Estaba afirmando aquella falsa teoría cuando en realidad la receptora principal de aquella muestra de amor era ella.
-Me voy.-Recogió sus libros y demás materiales y los metió en la mochila.-Nos vemos mañana.-Su voz denotaba tristeza y cansancio. Quería llegar a su casa y tumbarse en la cama hasta el día siguiente.
-Aún no hemos terminado la clase.-Fue lo único que pudo decir y sintió que cada vez que hablaba, lo empeoraba todo.
-Terminaremos otro día.-Se limitó a contestar.-Gracias por la ayuda.
La joven salió de la habitación y bajó las escaleras a toda prisa.
-Kesha espera.-La voz de Brendon hizo que parara justo cuando iba a salir de la casa.
-Brendon.-Se dio la vuelta y miró al chico, que bajaba por las escaleras.-Siento haberme portado así pero sinceramente no creo que debas volver con ella. Soy tu amiga y lo que hizo no...
-Kesha para. Déjame...
-¡No Brendon!-Le interrumpió ella alzando la voz.-Déjame terminar. Lo que quiero decir es que aunque sea tu amiga tampoco tengo derecho a decidir si quieres volver con ella. Es tu decisión, solamente quiero que no te haga daño otra vez.
-Kesha, esta carta no es para Naira.
La joven frunció el ceño confundida.
-¿Pero entonces...?-Se cruzó de brazos y luego volvió a descruzarlos.-No entiendo nada... ¿Para quién es sino?
El joven miró hacia otro lado. Nervioso, azorado y emocionado. Era su momento. Se giró hacia ella y sonrió. Sus ojos estaban brillantes de la emoción. Tenía que vencer su timidez por un segundo.
-Tú...-Murmuró.
-¿Yo?
-Sí tú... Kesha, me gustas mucho y no sabía cómo decírtelo.-Soltó una risita nerviosa y se rascó la nuca.-Ya sabes que no soy muy expresivo ni me gusta mucho hablar, así que decidí hacerte una carta. Pero no me atrevía a dártela por miedo a que pensaras que soy muy cursi o simplemente no te gustara.
-Eres muy cursi.-Contestó seria.
El chico se quedó también serio al verla así, pero entonces ella sonrió.
-Pero, ¿sabes? Es muy bonito, y me gustas Brendon. No necesito una carta para confirmártelo.
-¿De verdad? ¿No es una broma?
-No, para nada. Me gustas mucho.
Ella volvió a sonreír, se acercó a él y acarició su cuello con dulzura.
-Me haces cosquillas.-Susurró el joven mientras sus ojos se centraban en ella, su piel se erizaba poco a poco, y sus mejillas se cernían de su típico color rosado. Pero no se apartó. Se quedó quieto, esperando el siguiente paso.
Los labios de la joven se posaron con una increíble delicadeza en los suyos. Brendon cerró los ojos de inmediato. Ella se alejó y sonrió antes de que él pudiera verle."

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Zayn se sentó en el banco, bajo el fulgor amarillento de la farola. Encendió y apagó su mechero repetidamente antes de dar vida al cigarrillo que estaba entre sus labios.
Dio un par de caladas y después se quedó pensativo. Estaba cansado, agotado. Aquello le superaba en todos los aspectos y se notaba en las grandes ojeras bajo sus  preciosos ojos oscuros.
-Zayn.-El joven salió de su ensimismamiento. Una guapa joven de aspecto aniñado se acercaba a él lentamente. Llevaba un bonito abrigo rojo, a juego con el gorrito que portaba su cabellera anaranjada.
-Estás aquí.-El joven no pudo más que sonreír y tirar el cigarrillo al suelo al instante. Se puso en pie y se colocó frente a ella, acariciándole la mejilla para comprobar que era cierto.
-Claro que estoy aquí.-Kesha rió y una gran alegría inundó el corazón de él.-¿Por qué no has venido a verme al hospital?
-Lo siento. He estado lamentando todo lo que hice.
-No es tu culpa Zayn.-La pelirroja ladeó la cabeza y se acercó para darle un beso en la mejilla. Cuando se separó, dio un paso atrás y se dispuso a irse.
-Espera.-La agarró del brazo.-No te vayas.
-Debo hacerlo.-Su voz era tranquila y pausada.
-Por favor...-Cogió su suave y pequeña mano, entrelazó sus dedos con los de ella y se quedó así un lento minuto, sintiéndola cerca y disfrutando de su compañía.
-¿Zayn?-Y entonces todo desapareció. Kesha se desvaneció como si fuera un fantasma. El joven miró a la chica que había llegado. Era Abie. Todo había sido fruto de su imaginación. Su desbocada imaginación. Cerró los ojos unos segundos intentando recordarla de nuevo, volver a recordar cómo era su esencia, su sonrisa...
La rubia frunció el ceño.
-¿Estás bien? Te he oído hablar pero.-Miró a un lado y a otro.-...por aqui no hay nadie.
-Kesha...-Susurró el chico con melancolía. Se frotó los ojos y miró a Abie.-Lo siento, estaba, hablando sólo.-Se dejó caer en el banco y suspiró, intentando no llorar.
La chica se sentó a su lado con delicadeza y le acarició la pierna con suavidad para transmitirle compañía.
-La echo de menos, Abie.
-Yo también.-Se acercó a él y le dio un beso en la mejilla. Luego se abrazaron y se quedaron así un buen rato, intentando darse compañía mutuamente. Él fue el primero en apartarse.
-Bueno.-Tragó saliva.-¿Qué haces por aquí?
-He discutido con Liam.-Le contó todo lo que había pasado minutos antes.
-Creo que estaba dolido, pero no por ello piensa así. Es imposible que hayas sido tú, eres la persona más encantadora y dulce que he conocido.
La joven sonrió con gratitud.
-Gracias, aunque he de decir que he cambiado mucho desde los Adventures Warriors. A veces pienso que Liam y yo en realidad no funcionamos como parejas. Se piensa que soy la misma y no lo soy. Ya no soy una cría Zayn. Bebo y salgo de fiesta como muchos adolescentes. No entiendo ese afán de seguir en casa todo el día leyendo libros, antes lo hacía, y a veces me gusta seguir haciéndolo, pero sólo de vez en cuando. Quiero salir y divertirme y estar con alguien que me aporte aventura, no aburrimiento y seguridad. No necesito una niñera, sé cuidarme por mí misma.-Sus palabras, llenas de entusiasmo sorprendieron a Zayn.
-Nunca pensé que te oiría decir algo así, aunque también yo he cambiado mucho, así que no te culpo.-Sonrió.-Hemos atravesado muchas situaciones difíciles, es normal que cambiemos.
-Sí, supongo...
-Y tú más que nadie. Tal vez no tanto por Bryan sino, por saber cómo es Abigal y creo que si mi hermana estuviera haciéndonos esto, tendría dos sentimientos: Uno de tristeza y enfado por lo que le está ocurriendo, y otro sentimiento de añoranza, por saber que la persona a la que quise cuando éramos más pequeños y mi primera mejor amiga, que creo que es lo que tú sentías por tu hermana, ya no es la misma.
-Así es.-La se pasó por detrás de la oreja un mechón de su pelo rubio teñido.-Pero ahora mismo me preocupa Kesha. Estoy tan triste, Zayn. Liam está obsesionado averiguando quién es el culpable y no tengo casi ningún apoyo. El de mi amigo Evans y un par de personas que me están ayudando, pero ya está. Y si mi novio en estos momentos no me da la ayuda que necesito prefiero estar sola. Necesito olvidarla, no puedo recordarla cada minuto del día. No puedo. Es superior a mí. Me gusta recordarla a veces, pero otras, simplemente, no puedo.
-Te entiendo. Los chicos me dicen que soy un insensible, pero me pasa lo mismo que a ti. No quiero recordarla cada segundo ni amargarle a los demás con mis tristezas. Prefiero quedarme a solas y pensar en ella y cuando estoy con los demás disfrutar de su compañía porque no sé si les pasará algo parecido en poco tiempo.
Abie sonrió.
-Así es como yo lo pienso. Me alegra saber que no soy la única. Me has quitado un peso de encima Zayn.
-Tú a mí también, te lo aseguro.
La joven se abrazó a él y susurró unas palabras de agradecimiento antes de cerrar los ojos.

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-Necesitas descansar Brendon. Tienes unas ojeras increíbles.
-No, de verdad, estoy bien.-Mintió el joven, mientras se metía en la boca otra cucharada de yogur de limón. Estaba agotado y se le veía en las ojeras que le habían salido bajo sus ojos, pero quería estar en el hospital, para enterarse de todo lo que los médicos le dijeran sobre Kesha.
-No voy a dejar que te vayas.-Se negó la rubia. Esta noche me quedo yo en el hospital y tú te quedas aquí. Y no hay más que hablar.
-Eres muy pesada Amy.-Su hermano frunció los labios, reprimiéndose las ganas de decir que él era igual que ella.
-Lo sé, es una de mis virtudes.-Contestó la rubia, con sorna.-Y ahora vete a la cama.
En ese momento llamaron al timbre de la puerta. Amy resopló y fue a abrir. Eran Marchel, Ben y George.
-Hola preciosa.-Ben le dio un beso en la frente y sonrió.-Hemos venido a llevarte al hospital. Nos quedaremos esta noche allí.
-¡Estupendo!-Exclamó Brendon mientras se acercaba hacia sus amigos.-Vámonos.
-Eh, eh, eh. Para el carro jovencito.- Marchel paró a su amigo poniéndole una mano en el pecho.-Tú no vas. Esta noche te toca descansar. Te obligaré a ello.
-Necesito estar con ella.-Comenzó a decir con voz suplicante.-Por favor, tengo que estar allí cuando despierte. Necesito...-Cerró los ojos y un par de lágrimas se cayeron por sus mejillas.-Necesito verla.
Amy suspiró, angustiada por lo mal que lo estaba pasando su hermano y lo abrazó con fuerza. Acto seguido se le unió Ben y George. Marchel fue el último, pero también lo hizo.
-Lo harás, pero antes tienes que descansar. Te prometo que si duermes unas horas, te llevo al hospital aunque sean las tres y media de la mañana.

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-Yuri.-Heather abrazó a su amiga y ambas se sentaron en el sofá de la casa de la japonesa.
-Yuriko.-Pidió la joven rodando los ojos.-No sé para qué insisto si todos al final acabaréis acortando mi nombre. Pero me llamo Yuriko.
-Lo siento.-La morena soltó una risita.
-Vaya, vaya. Veo que han cambiado las cosas mucho. Hace tiempo, verte reírte era como un regalo de Papá Noel. Se daba una vez al año.
-Las cosas han cambiado mucho, y por eso he querido venir a verte, porque necesitaba estar con alguien que entendiera lo que estoy sufriendo por dentro. A Jonathan no le duele pero sé que a ti sí.
-Mucho.-Afirmó la joven con voz nerviosa.
-Tú eras su mejor amiga y la de Bryan. Y perder a dos pilares importantes en tu vida tiene que ser doloroso. Por eso quiero que sepas que estoy aquí, Yuriko. Sé que tú eras más de Abie porque eras más afines, pero a veces puedo ser adorable cuando me lo propongo.
-Lo dudo mucho.-Respondió la japonesa para intentar sonreír.
-Yo también lo dudo.-Bromeó la morena.
Ambas soltaron una risita.
-Gracias Gray. Y, por cierto, ¿quieres un té? Mi madre acaba de preparar un té verde delicioso y a mí me encantan. Estoy deseando tomar un poco, ¿qué te parece?
-Una idea fantástica.
-Genial.

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-Liam, Harry, ¿os han mandando un mensaje la policía?-Preguntó Niall, que acababa de bajar las escaleras. Había estado toda la tarde en su cuarto, triste y solo. Aunque por la mañana se había animado gracias a Claris.
-¿La policía?-Preguntó el de cabellera rizada, mientras dejaba el mando de la televisión en la mesita.-Espera que mire.
Los dos chicos abrieron su móvil y tal y como había dicho Niall, había un mensaje de la policía.
-Así es.-Respondió Harry.-Quieren vernos.
-Esto no pinta nada bien, chicos.-Se preocupó Liam arrugando la frente.-Deberíamos irnos ya.
Así lo hicieron. Se arreglaron un poco antes de salir y, en un coche, fueron al hospital. Entraron a la sala de espera donde estaban Richard y Candy.
-Hola.-Saludó la joven.
El siguiente en llegar fue Louis, que había bajado desde la planta de maternidad. Más tarde Yuriko y Heather, que iban juntas.
-Faltan Abie y Zayn.
-A saber dónde está Zayn...-Murmuró Louis a modo de reproche. Últimamente su amigo estaba muy disperso.
Pero entonces llegaron ambos. Abie y Zayn juntos.
-Sentimos el retraso. Estábamos un poco lejos de aquí.-Explicó la chica.
A todos les sorprendió el hecho de que estuvieran juntos, pero sobretodo a Liam que negó con la cabeza y, levantándose de su silla, caminó hacia la pared más cercana
para apoyarse, un poco alejado de los demás.
-Me han dicho que están en la sala de interrogatorios y que cuando estuviéramos listos que bajáramos allí.-Dijo Richard.
-Entonces, bajemos ya.-Contestó Louis.
En unos minutos estuvieron todos en la sala. Un policía les explicó que habían analizado las notas y habían encontrado en una de ellas una huella que no coincidía con Abigal.
-Por tanto, hemos analizado las huellas que el otro día en comisaría os tomamos después del fracaso del polígrafo. Y...-se quedó callado pensando las palabras adecuadas para ello.-Hemos encontrado coincidencias con una de las pruebas.
-No puede ser.-Louis miró a sus amigos. No podía ser. Ellos no habían sido. Estaba seguro de ello. Miró a Niall que reflejaba horror en su mirada y luego a Yuriko, que se había tapado la cara para llorar. Abie estaba confusa. Liam algo ausente. Zayn se limitaba a mover con nerviosismo su pierna. Heather cerraba los ojos en un intento de relajarse y Harry simplemente reprimía las ganas de llorar.
-¿Quién...?-Richard. Louis se fijó en aquel padre desamparado en busca de respuestas a sus inevitables preguntas.-¿Quién ha sido, por favor?
-Heather Gray.
Casi automático la joven dejó de respirar por un segundo. Miró a sus compañeros que poco a poco la iban mirando. Vio a Richard con una mirada de odio en la mirada y a Candy llorando como una niña pequeña. Se levantó para ver a sus amigos. Todos ellos, menos Yuriko que seguía llorando, mirándola con acritud, con odio.
-¿Cómo has podido hacer ésto?-Preguntó Louis. Su vista se nubló un poco antes de poder contestar.
-No he sido yo.-Susurró. Su mirada se dirigió al policía, y no pudo evitar gritar.-¡Lo juro! ¡No he sido yo! ¡Es una trampa!
-Señorita Gray, relájese, por favor.
-¡ES UNA TRAMPA!-Gritó a pleno pulmón, antes de caer al suelo a llorar desconsoladamente.
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Y, también comentaros, que ahora, tras terminar un capítulo voy a poner una pregunta para responder. Si queréis hacerme preguntas (sólo sobre la novela) las contestaré encantada en un capítulo. Y también pondré curiosidades de vez en cuando. Hoy empezaré con una curiosidad.

Bryan Harrison, el mejor amigo de Kesha, en realidad no iba a morir, fue una amiga mía que me dio una idea mientras hablábamos de una película. Ella me dijo que en la película hubo la muerte de un personaje que no tenía un gran protagonismo, pero que tras eso se le echaba de menos. Y en mi historia quería que eso pasara con Bryan. Se le daba mucha importancia a One Direction (cosa lógica...) y Bryan, que era un personaje al que tenía mucho estima (ya os contaré en otra entrada por qué) estaba siempre en segundo lugar. Así que, para cerrar la primera "fase" (digámoslo así) de la historia decidí que él muriera. 
Pero en realidad, mis planes para él eran emparejarlo con Yuriko, ya que sabéis que ella lo amaba. Incluso tengo escrito un pequeño fragmento como si Yuriko y él fueran pareja. 
Otro día os lo enseñaré.
Un saludo y hasta la próxima.